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Inspirado en la energía y diversidad de la ciudad, lo cotidiano puede transformarse en arte cuando la creatividad interviene. El diseño industrial se fusiona con la funcionalidad para dar vida a esta obra, evocando la esencia urbana de Nueva York. La base, construida sobre una botella de gas vacía, se transforma y reinventa como las icónicas bocas de riego de la Gran Manzana, mientras que el cristal se sostiene sobre brazos mecánicos que recuerdan el dinamismo de una ciudad que nunca duerme. Un claro homenaje a la modernidad, el reciclaje y el arte que se esconde en los objetos más inesperados. Manhattan es el lugar elegido por el autor para sentarse y tomar un café tras una larga y frenética jornada laboral.
Ficha técnica