

Curvas de metal I, es la primera escultura de una trilogía con las que el autor homenajea a la mujer en su más pura expresión.
Su obsesión por el equilibrio, juega entre la rigidez que le proporciona el metal y las sensuales curvas humanas de su obra.
La forma incompleta representa el continuo avance de cada ser y el propio desarrollo de la mujer. En cada curva, en cada contorno, la mujer se manifiesta como un símbolo de fortaleza y entrega. Su cuerpo, esculpido por la vida, no solo es belleza, sino también refugio, lucha y transformación. Es equilibrio, es creación, es igualdad. No necesita permiso para brillar ni justificación para existir porque su esencia trasciende lo visible.
Ficha técnica