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El autor nos traslada hacia su rincón más íntimo y personal. Nos muestra lo vulnerable y auténtico de cada ser y nos revela el dolor más humano. El artista desnuda su alma reflejando sobre este torso masculino el desgarro de su propio pecho, dejando al descubierto un corazón roto, testigo mudo de la angustia de una ruptura sentimental. Las manos, emergiendo del vacío, parecen querer abrir aún más la herida o quizás, en un acto de valentía, comenzar a reconstruir lo que se ha perdido. Una obra que nos enfrenta con la fragilidad del amor y la posibilidad de sanar, de recomponer lo que el dolor ha quebrado. Es un canto a la verdad interior y a la belleza de lo que somos en nuestro estado más puro más allá de las apariencias.
Ficha técnica