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Inspirado en la fuerza indómita de la naturaleza, esta escultura es un tributo a la mujer africana. Es guerrera, es madre, es libre, salvaje, majestuosa y creadora de futuros. En su porte generoso reside la abundancia, la nutrición, la entrega sin reservas. Sus pechos no son solo un símbolo de sensualidad, sino una fuente de alimento, de protección y de amor incondicional. Son la representación de generaciones que han crecido sostenidas por su fortaleza y guiadas por su sabiduría.
Esta obra no solo representa un cuerpo, sino la esencia misma de la mujer en su papel más sagrado: el de dar vida, el de proteger, el de construir con amor y con determinación.
Ficha técnica